lunes, 17 de enero de 2022

Sitio Web.

INTRODUCCIÓN

Internet se ha convertido en una parte esencial de nuestras vidas y la Web es la pieza central que conecta todas las tecnologías involucradas. Desde noticias y entretenimientos hasta aplicaciones móviles y videojuegos, todo gira en torno a la Web. Debemos acceder a un sitio web para abrir una cuenta por cada servicio que usamos, para conectar nuestras aplicaciones y dispositivos móviles entre sí, o para compartir la puntuación alcanzada en nuestro juego preferido. La Web es el centro de operaciones de nuestra actividad diaria, y HTML5 es lo que lo ha hecho posible.


 Todo comenzó tiempo atrás con una versión simplificada de un lenguaje de programación llamado HTML. El lenguaje, junto con identificadores y protocolos de comunicación, se concibió con el propósito de ofrecer la base necesaria para la creación de la Web. El propósito inicial del HTML era estructurar texto para poder compartir documentos entre ordenadores remotos. Con el transcurso del tiempo, la introducción de mejores sistemas y pantallas de color obligaron al lenguaje a evolucionar y poder así trabajar con otros medios además de texto, como imágenes y tipos de letras personalizados. Esta expansión complicó el trabajo de los desarrolladores, a quienes les resultaba cada vez más difícil crear y mantener sitios web extensos usando solo HTML. El problema se resolvió con la incorporación de un nuevo lenguaje llamado CSS, el cual permite a los desarrolladores preparar el documento que se va a presentar en pantalla

 La asociación entre HTML y CSS simplificó el trabajo de los desarrolladores, pero la capacidad de estos lenguajes para responder al usuario o realizar tareas como la reproducción de vídeo o audio era aún muy limitada. Al principio, algunas compañías independientes ofrecieron sus propias alternativas. Los lenguajes de programación como Java y Flash se volvieron muy populares, pero resultaron incapaces de ofrecer una solución definitiva. Las herramientas producidas con estas tecnologías aún operaban desconectadas del contenido y solo compartían con el documento un espacio en la pantalla. Esta débil asociación allanó el camino para la evolución de un lenguaje que ya se encontraba incluido en los navegadores y que, por lo tanto, estaba fuertemente integrado en HTML. Este lenguaje, llamado JavaScript, permitía a los desarrolladores acceder al contenido del documento y modificarlo de forma dinámica, solicitar datos adicionales desde el servidor, procesar información y mostrar los resultados en la pantalla, convirtiendo los sitios web en pequeñas aplicaciones. Originalmente, el rendimiento de los navegadores no era lo suficientemente bueno como para realizar algunas de estas tareas, pero con la incorporación de mejores intérpretes, los desarrolladores encontraron formas de aprovechar las capacidades de este lenguaje y comenzaron a crear aplicaciones útiles, confirmando a JavaScript como la mejor opción para complementar HTML y CSS. 

Con la combinación de HTML, CSS y JavaScript, las tecnologías requeridas para construir la Web de las que disfrutamos hoy en día estaban listas, pero todavía existía un problema que resolver. Estos lenguajes habían sido desarrollados de forma independiente y, por lo tanto, seguían sus propios caminos, ajenos a los cambios presentados por los demás. La solución surgió con la definición de una nueva especificación llamada HTML5. HTML5 unifica todas las tecnologías involucradas en el desarrollo web. A partir de ahora, HTML se encarga de definir la estructura del documento, CSS prepara esa estructura y su contenido para ser mostrado en pantalla, y JavaScript introduce la capacidad de procesamiento necesaria para construir aplicaciones web completamente funcionales. 

 La integración entre HTML, CSS y JavaScript bajo el amparo de HTML5 cambió la Web para siempre. De la noche a la mañana se crearon nuevas compañías basadas en aplicaciones web y mercados completos, lo que originó una era de oro para el desarrollo web.   Implementando estas tecnologías, las oportunidades son infinitas. La Web está aquí para quedarse y tú puedes ser parte de ella.

 

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1.1 Sitios web 

 Los sitios web son archivos que los usuarios descargan con sus navegadores desde ordenadores remotos. Cuando un usuario decide acceder a un sitio web, le comunica al navegador la dirección del sitio y el programa descarga los archivos, procesa su contenido y lo muestra en pantalla.

 Debido a que los sitios webs son de acceso público e Internet es una red global, estos archivos deben estar siempre disponibles. Por este motivo, los sitios web no se almacenan en ordenadores personales, sino en ordenadores especializados diseñados para despachar estos archivos a los usuarios que los solicitan. El ordenador que almacena los archivos y datos de un sitio web se llama servidor y el ordenador que accede a esta información se llama cliente, tal como lo ilustra la Figura 1-1


 Los servidores son muy similares a los ordenadores personales, con la diferencia de que están continuamente conectados a la red y ejecutando programas que les permiten responder a las solicitudes de los usuarios, sin importar cuándo se reciben o de donde proceden. Los programas más populares para servidores son Apache, para sistemas Linux, e IIS (Internet Information Server), creado por Microsoft para sistemas Windows. Entre otras funciones, estos programas son responsables de establecer la conexión entre el cliente y el servidor, controlar el acceso de los usuarios, administrar los archivos, y despachar los documentos y recursos requeridos por los clientes

Archivos 

 Los sitios web están compuestos de múltiples documentos que el navegador descarga cuando el usuario los solicita. Los documentos que conforman un sitio web se llaman páginas y el proceso de abrir nuevas páginas navegar (el usuario navega a través de las páginas del sitio). Para desarrollar un sitio web, tenemos que crear un archivo por cada página que queremos incluir. Junto con estos archivos, también debemos incluir los archivos con las imágenes y cualquier otro recurso que queremos mostrar dentro de estas páginas (las imágenes y otros medios gráficos se almacenan en archivos aparte). En la Figura 1-2 se representa cómo se muestran los directorios y archivos de un sitio web una vez que se suben al servidor.

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En el ejemplo de la Figura 1-2 se incluyen dos directorios llamados imagenes y recursos, y tres archivos llamados contacto.html, index.html y news.html. Los directorios se crearon para almacenar las imágenes que queremos mostrar dentro de las páginas web y otros recursos, como los archivos que contienen los códigos en CSS y JavaScript. Por otro lado, los archivos de este ejemplo representan las tres páginas web que queremos incluir en este sitio. El archivo index.html contiene el código y la información correspondiente a la página principal (la página que el usuario ve cuando entra a nuestro sitio web por primera vez), el archivo contacto.html contiene el código necesario para presentar un formulario que el usuario puede rellenar para enviarnos un mensaje y el archivo noticias.html contiene el código necesario para mostrar las noticias que queremos compartir con nuestros usuarios. Cuando un usuario accede a nuestro sitio web por primera vez, el navegador descarga el archivo index.html y muestra su contenido en la ventana. Si el usuario realiza una acción para ver las noticias ofrecidas por nuestro sitio web, el navegador descarga el archivo noticias.html desde el servidor y reemplaza el contenido del archivo index.html por el contenido de este nuevo archivo. Cada vez que el usuario quiere acceder a una nueva página web, el navegador tiene que descargar el correspondiente archivo desde el servidor, procesarlo y mostrar su contenido en la pantalla.  Los archivos de un sitio web son iguales que los archivos que podemos encontrar en un ordenador personal. Todos tiene un nombre seleccionado por el desarrollador y una extensión que refleja el lenguaje usado para programar su contenido (en nuestro ejemplo, los archivos tienen la extensión .html porque fueron programados en HTML). Aunque podemos asignar cualquier nombre que queramos a estos archivos, el archivo que genera la página inicial presenta algunos requisitos. Algunos servidores como Apache designan archivos por defecto en caso de que el usuario no especifique ninguno. El nombre utilizado con más frecuencia es index. Si un usuario accede al servidor sin especificar el nombre del archivo que intenta abrir, el servidor busca un archivo con el nombre index y lo envía de vuelta al cliente. Por esta razón, el archivo index es el punto de entrada de nuestro sitio web y siempre debemos incluirlo. 

 Lo básico: aunque index es el nombre más común, no es el único que podemos asignar al archivo por defecto. Algunos servidores designan otros nombres como home o default, e incluyen diferentes extensiones. Por ejemplo, si en lugar de programar nuestros documentos en HTML lo hacemos en un lenguaje de servidor como PHP, debemos asignar a nuestro archivo index el nombre index.php. El servidor contiene una lista de archivos y continúa buscando hasta que encuentra uno que coincida con esa lista. Por ejemplo, Apache primero busca por un archivo con el nombre index y la extensión .html, pero si no lo encuentra, busca por un archivo con el nombre index y la extensión .php. Estudiaremos HTML  más adelante en este y otros capítulos. 

Dominios y URL 

 Los servidores se identifican con un valor llamado IP (Internet Protocol). Esta IP es única para cada ordenador y, por lo tanto, trabaja como una dirección que permite ubicar a un ordenador dentro de una red. Cuando el navegador tiene que acceder a un servidor para descargar el documento solicitado por el usuario, primero busca el servidor a través de esta dirección IP y luego le pide que le envíe el documento.  Las direcciones IP están compuestas por números enteros entre 0 y 255 separados por un punto, o números y letras separadas por dos puntos, dependiendo de la versión (IPv4 o IPv6). Por ejemplo, la dirección 216.58.198.100 corresponde al servidor donde se encuentra alojado el sitio web de Google. Si escribimos esta dirección IP en la barra de navegación de nuestro navegador, la página inicial de Google se descarga y muestra en pantalla.  En teoría, podríamos acceder a cualquier servidor utilizando su dirección IP, pero estos valores son crípticos y difíciles de recordar. Por esta razón, Internet utiliza un sistema que identifica a cada servidor con un nombre específico. Estos nombres personalizados, llamados dominios, son identificadores sencillos que cualquier persona puede recordar, como google o yahoo, con una extensión que determina el propósito del sitio web al que hacen referencia, como .com (comercial) o .org (organización). Cuando el usuario le pide al navegador que acceda al sitio web con el dominio www.google.com, el navegador accede primero a un servidor llamado DNS que contiene una lista de dominios con sus respectivas direcciones IP. Este servidor encuentra la IP 216.58.198.100 asociada al dominio www.google.com, la devuelve al navegador, y entonces el navegador accede al sitio web de Google por medio de esta IP. Debido a que las direcciones IP de los sitios web siempre se encuentran asociadas a sus dominios, no necesitamos recordar la dirección de un servidor para acceder a él, solo tenemos que recordar el domino y el navegador se encarga de encontrar el servidor y descargar los archivos por nosotros.  Los sitios web están compuestos por múltiples archivos, por lo que debemos agregar el nombre del archivo al dominio para indicar cuál queremos descargar. Esta construcción se llama URL e incluye tres partes, tal como se describe en la Figura 1-3. 

Bibliografia:
El gran libro de HTML5, CSS3 y JavaScript 
 © 2017 MARCOMBO, S.A.     Gran Via de les Corts Catalanes, 594     08007 Barcelona     www.marcombo.com 

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Cuestionario

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